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Aportaciones de pitavastatina en la práctica clínica

Actualidad en cardiología clínica - Mayo 2017

Si bien en el paciente con dislipemia lo más importante es reducir el colesterol LDL hasta las cifras objetivo y las estatinas son el tratamiento de elección, existen determinadas circunstancias en las que una estatina podría aportar beneficios adicionales más allá de la reducción en las cifras de colesterol LDL1.

 

Pitavastatina y reducción del colesterol LDL

Aunque inicialmente la eficacia y seguridad de pitavastatina se estudió en la población asiática, se han realizado numerosos ensayos clínicos que han demostrado en más de 5.000 pacientes que pitavastatina reduce los niveles de colesterol LDL con una potencia bastante similar a la de atorvastatina y rosuvastatina en la población europea, tanto a corto como a largo plazo. Además, pitavastatina proporciona elevaciones sostenidas del colesterol HDL, superior a la promovida por otras estatinas2-4. En consecuencia, pitavastatina es capaz de normalizar el perfil lipídico en una proporción significativa de pacientes de nuestro entorno5,6.

Pacientes con diabetes o riesgo de desarrollar diabetes

A pesar del beneficio que las estatinas “clásicas” han mostrado en el tratamiento del paciente diabético a la hora de reducir los eventos cardiovasculares, también se ha observado que estas podrían tener un efecto deletéreo sobre el perfil glucémico, sobre todo las de mayor intensidad a las dosis más elevadas. De esta forma, el beneficio potencial de las estatinas podría verse reducido7. Sin embargo, pitavastatina tiene un efecto neutro/positivo sobre la glucemia. De hecho, estudios in vitro han demostrado que si bien las estatinas producen un efecto directo sobre las células beta pancreáticas y la recaptación de glucosa por las células del músculo esquelético, este es diferente según el tipo de estatina, siendo más favorable para pitavastatina que para atorvastatina, pravastatina o rosuvastatina8. Los estudios de práctica clínica han confirmado estos hallazgos. El estudio J-PREDICT, que fue un ensayo clínico en el que se incluyeron a aproximadamente a 1.300 sujetos con tolerancia a la glucosa alterada, demostró que en comparación con los cambios en el estilo de vida, el tratamiento con pitavastatina 1-2 mg/día se asoció con una reducción significativa del 18% en el riesgo de desarrollar diabetes9. En un metaanálisis de 15 ensayos clínicos, el tratamiento con pitavastatina no se asoció con alteraciones en la glucemia en ayunas, ni tampoco en la HbA1c o en los nuevos casos de diabetes10. Parece además que este efecto neutro/beneficioso de pitavastatina sobre el metabolismo glucémico podría mantenerse a largo plazo11. Todos estos resultados han hecho que en la ficha técnica de pitavastatina se haya incluido textualmente «no hay ningún indicio confirmado de riesgo de diabetes con pitavastatina en los estudios de farmacovigilancia post-comercialización o en los estudios prospectivos»12. En consecuencia, pitavastatina es de elección en el paciente con dislipemia que tiene diabetes o riesgo de desarrollar diabetes, como los pacientes obesos, con síndrome metabólico o con intolerancia hidrocarbonada5,6.

Pacientes con enfermedad renal crónica

Las guías europeas de dislipemia señalan específicamente que en pacientes con enfermedad renal crónica serán preferibles aquellas estatinas de eliminación hepática como es el caso de pitavastatina1. Además, pitavastatina no necesita ajuste de dosis de acuerdo a la función renal, si bien no se recomienda el empleo de la dosis de 4 mg en pacientes con insuficiencia renal severa12. Además, existen datos que sugieren que pitavastatina podría ser especialmente beneficiosa en esta población. Así, en un subestudio del LIVES en el que se analizaron a cerca de 1.000 pacientes con un filtrado glomerular <60 mL/min/1,73 m2 se objetivó un incremento significativo de 5,4 mL/min/1,73 m2 en el filtrado glomerular tras 104 semanas de tratamiento13. Por otra parte, pitavastatina reduce significativamente la forma hepática de la proteína ligadora de ácidos grasos en orina, lo que podría asociarse con un menor daño túbulo-intersticial en pacientes con enfermedad renal14.

Paciente anciano y/o polimedicado

Existe una relación directa entre polimedicación y riesgo de efectos secundarios, sobre todo cuando un fármaco es metabolizado por la vía CYP3A4, puesto que numerosos fármacos se metabolizan por esta vía, como es el caso de atorvastatina, lovastatina, y simvastatina. En cambio, pitavastatina no se metaboliza por esta vía, por lo que el riesgo de interacciones es menor, lo que es especialmente interesante en el paciente anciano, que generalmente se encuentra polimedicado. Tampoco se han reportado interacciones clínicamente relevantes entre pitavastatina y los antagonistas de la vitamina K o los antirretrovirales para el tratamiento del VIH6,12.

Conclusiones

Pitavastatina es una estatina que no sólo reduce eficazmente los niveles de colesterol LDL, sino que además aporta una serie de beneficios adicionales en comparación con otras estatinas, que la hacen especialmente indicada en el tratamiento de la dislipemia en el paciente con diabetes o riesgo de desarrollar diabetes, en el sujeto con insuficiencia renal crónica o riesgo de deterioro de la función renal, así como en los pacientes polimedicados y ancianos, entre otros.

Referencias

  1. Catapano AL, et al. Eur Heart J. 2016;37:2999-3058.
  2. Ose L, et al. Atherosclerosis. 2010;210:202-8.
  3. Eriksson M, et al. Adv Ther. 2011;28:799-810.
  4. Stender S, et al. Eur J Prev Cardiol. 2013;20:29-39.
  5. Barrios V, Escobar C. Future Cardiol. 2016;12:449-66.
  6. Barrios V, et al. Expert Rev Cardiovasc Ther. 2013;11:1597-612.
  7. Thakker D, et al. Pharmacoepidemiol Drug Saf. 2016;25:1131-49.
  8. Zhao W, et al. Drug Des Devel Ther. 2015;9: 6211- 23.
  9. Odawara M, et al. 49th EASD. 24-27 September 2013, A128 (2013).
  10. Vallejo-Vaz AJ, et al. Atherosclerosis. 2015; 241: 409-18.
  11. Yokote K, et al. Expert Rev Cardiovasc Ther. 2011;9: 555-62.
  12. Ficha técnica de Alipza®. Disponible en: https://goo.gl/cR35e4
  13. Kimura K, et al. J Atheroscler Thromb. 2010;17:601-9.
  14. Nakamura T, et al. Diabetes Care. 2005;28:2728-32.

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